Estonia, la estrella educativa que va a contracorriente: Europa prohíbe los móviles en las aulas y allí abrazan la IA
Contra el enfoque regulador, el país renuncia a retirar los teléfonos de los centros educativos. Para 2027, quiere formar a 58.000 alumnos y 5.000 docentes en estas tecnologías
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Un grupo de estudiantes estonios de Primaria, en un aula de informática
Durante el Education World Forum, uno de los encuentros más relevantes sobre políticas educativas, y que se celebró en Londres hace unos días, Estonia se presentó como un caso singular. Mientras numerosos representantes institucionales debatían estrategias para limitar el uso de teléfonos móviles y ... redes sociales en las aulas, el país báltico defendía con convicción una visión completamente diferente: no sólo no aplicará prohibiciones generalizadas, sino que está a punto de lanzar una iniciativa nacional que situará a la Inteligencia Artificial en el centro del aprendizaje escolar.
En su intervención, la ministra de Educación de Estonia, Kristina Kallas, abordó de forma directa el contraste con las políticas adoptadas en otros países. «Sé del escepticismo y la prudencia que tienen muchos países europeos respecto a las pantallas, los móviles y la tecnología. En nuestro caso, la sociedad es mucho más abierta y propensa a utilizar herramientas digitales. Los docentes no son una excepción», afirmó, y subrayó que en Estonia no existe una normativa nacional que prohíba el uso de teléfonos móviles en los colegios.
«Los centros establecen sus propias normas. Usamos los teléfonos móviles con fines educativos. No he oído hablar de problemas, sinceramente», defendió. Este planteamiento marca una diferencia significativa respecto al enfoque cada vez más regulador de países como el Reino Unido, Francia, Italia o Australia. En Inglaterra, se publicó una guía que insta a prohibir el uso de móviles durante toda la jornada escolar, incluyendo los recesos. Un portavoz del ministerio explicó que «los teléfonos son una distracción del aprendizaje», y subrayó el vínculo entre el uso de dispositivos y la disminución del rendimiento académico, la aparición de conductas disruptivas y los efectos negativos en la salud mental. Según datos recogidos por medios británicos, más del 90% de los colegios han aplicado en el país alguna forma de restricción.
Francia, pionera en prohibición de dispositivos
Francia, pionera en este tipo de políticas, implementó ya en 2018 una prohibición del uso de móviles para menores de 15 años. En septiembre, el gobierno anunció su intención de extender la medida a todos los niveles. Italia adoptó una línea más radical en julio, cuando prohibió el uso de teléfonos inteligentes incluso con fines pedagógicos en Infantil, Primaria y los primeros años de Secundaria, y decidió permitir únicamente el uso de tabletas u ordenadores bajo estricta supervisión del docente. En el caso de Australia, el Parlamento aprobó una ley en noviembre del año pasado que prohíbe a los menores de 16 años crear cuentas en redes sociales. Las autoridades argumentaron que se trataba de una medida necesaria para proteger la salud mental de los jóvenes y frenar la exposición a contenidos potencialmente perjudiciales. Frente a este consenso regulador emergente, Estonia ha optado por una estrategia diferente, articulada en torno a la autonomía de cada centro escolar, la alfabetización digital y la integración pedagógica de la tecnología.
La pieza central de esta estrategia es el programa nacional 'AI Leap', cuyo objetivo es proporcionar acceso gratuito a herramientas de aprendizaje de IA de primer nivel a 58.000 estudiantes y 5.000 profesores para 2027, comenzando por jóvenes de 16 y 17 años en septiembre. La iniciativa contempla la distribución de cuentas individuales de acceso a herramientas de IA, el desarrollo de competencias digitales avanzadas y la transformación de los métodos tradicionales de enseñanza y evaluación. «El objetivo es dejar atrás el modelo de aprender-repetir-aplicar vigente durante siglos y avanzar hacia un enfoque centrado en habilidades cognitivas superiores, creatividad y pensamiento crítico», explicó Kallas. En este nuevo paradigma, la inteligencia artificial no sustituirá al docente, sino que funcionará como asistente pedagógico en tareas de análisis, redacción o traducción.
«La prohibición total en los colegios ha resultado en el desplazamiento del uso de dispositivos a otros momentos del día, lo que a menudo lleva a un incremento global de uso»
Ülle Matsin
Departamento de Política de Educación General de Estonia
Las pruebas escritas dejarán paso a las orales, los deberes tradicionales se transformarán en proyectos colaborativos y las plataformas de IA servirán de apoyo para que los estudiantes diseñen sus propios itinerarios de aprendizaje. Ülle Matsin, jefa del Departamento de Política de Educación General, explicó que el ministerio ha estudiado las normativas de otros países y evaluado sus efectos. «En la práctica, los intentos de imponer una prohibición total dentro de los colegios sólo han resultado en el desplazamiento del uso de dispositivos a otros momentos del día, lo que a menudo lleva a un incremento global de uso». Así, «dependiendo del grupo de edad, utilizar dispositivos inteligentes puede ser pertinente e incluso parte necesaria del proceso de aprendizaje», afirmó.
Parte del aprendizaje tecnológico
Pero en Estonia, cada centro tiene libertad para escoger. En el colegio Pääsküla, por ejemplo, los estudiantes solo pueden utilizar sus teléfonos de forma recreativa durante los recesos en zonas específicas. La medida busca evitar el uso de redes sociales y fomentar la socialización directa entre alumnos. En el Tallinn Secondary School of Science, los alumnos de primero a noveno grado deben guardar sus teléfonos en sus mochilas durante la jornada, salvo que un docente solicite su uso para una actividad concreta en clase. «Cuando los niños comprenden que los dispositivos pueden ser una distracción, aprenden a gestionar mejor su uso», afirma una profesora del centro. «La finalidad es formar estudiantes que desarrollen tanto habilidades digitales como una conciencia crítica sobre su uso», explican.
En palabras de la ministra Kallas, «resultaría contradictorio que, por un lado, animemos a los jóvenes a ejercer su derecho al voto online y, por otro, les prohibiéramos usar ChatGPT para enriquecer sus trabajos de clase». Por ello, el gobierno estonio considera esencial que el colegio actúe como espacio de «alfabetización tecnológica», donde los estudiantes no solo aprendan a usar herramientas digitales, sino que desarrollen la capacidad de interrogarlas, evaluarlas críticamente y utilizarlas de forma ética.