visto y no visto
El bar del loro
Fuera de los sistemas representativos (anglosajones) no hay salida democrática
Magnates y filántropos
Los gallos de Europa
En el madrileño barrio de Ventas había un bar de cañas y latas, O'Santos, que tenía un loro deslenguado, Quico, que repetía malapropismos franquistas que le enseñaban los parroquianos. El tabernero era lo que se dice un 'connaisseur' del cante flamenco y los guisos ... de caracoles, que dejó de hacerlos un día que olvidó un saco de ellos en casa y al volver por la noche se habían escapado por el balcón y estaban todos desplegados en la fachada del edificio. En su lugar despachaba percebes coruñeses que escaldaba en un infiernillo, anunciándolos con un cartel de canónigo gallego que honraba a su clientela culta: «Hay Pollicipes Cornucopia». En la pared de los retratos, destacaba uno del tabernero con el artista mejicano Luis Miguel, que no era ni Luis Miguel ni mejicano, sino un ecuatoriano que se daba un aire a Luis Miguel y con el que unos amigos míos embromaron al tabernero una tarde después de los toros. La broma iba a ser pasajera, pero el tabernero, enfermo de admiración, se emocionó tanto que ya nunca hubo valiente que se atreviera a sacarlo del engaño, y se retiró abrazado a 'su' Luis Miguel, tarareando 'La media vuelta'.
La 'democracia' de España, lo mismo que la del resto del continente europeo, de donde nos la trajeron, es tan falsa como el Luis Miguel del retrato del tabernero de O'Santos, pero a los españolejos les dijeron que era la democracia verdadera, y viven tan emocionados con ella que perdería su tiempo quien tratara de desilusionarlos. Después de todo, para ellos la democracia consiste en votar, y aquí, como en Rumanía, de demócratas que somos votan incluso los muertos, vía democrática que la izquierda americana lleva explorando desde hace una década, además de la supresión de la identidad del votante.
—O se vuelve al voto por jurado o esto no tiene sentido en las actuales circunstancias –repite como el loro de O'Santos un tal Fortes, deán, al parecer, del periodismo de Estado en la TV pública, que se opone al televoto (es decir, al voto popular, esa chusma) en Eurovisión, porque la peña vota cada cosa que hay que joderse, cuando con un jurado de expertos (por ejemplo, la Comisión Europea) no correríamos riesgos, y ahí tenemos a los rumanos, de repente tan globalistas y tan ternes como lo será el españolejo (ese carnero castrado de Santayana) cuando toque.
Fuera de los sistemas representativos (anglosajones) no hay salida democrática, es decir, pacífica. El Brexit y Trump únicamente pueden darse (y con reparos) en Inglaterra y en los Estados Unidos, cuna de León XIV, que todavía no ha conocido a Fortes (Fortes en tanto que extensión de Bolaños, que ante el pobre Puente se las echa de abogado del Estado) y ya ha dejado dicho: «No se puede tomar en serio lo que se ofrece a la sociedad a través de los medios de comunicación». Mientras tanto ¿dólar o bitcoin? Shakespeare: «Buy terms divine in selling hours of dross». Compra tiempo divino, vende horas de triste tiempo terrenal.
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