SIN PUNTO Y PELOTA
Por inercia
vamos a tener la mala suerte de que, justo en el caso del cierre de las nucleares, Sánchez no cambie de parecer
Problemas serios de matemáticas
Perder el presente
Una de las palabras que nos deja el apagón es la inercia, que nos ha devuelto a las clases de física y a tener de profes a amigos ingenieros. Aprendemos de la importancia de la inercia en la red para estabilizar la frecuencia y de ... la dificultad de hacerlo con demasiada energía renovable en el cóctel energético. Pero el apagón nos trae otra inercia: la de Pedro Sánchez para eludir responsabilidades. Aunque también tiene cierta inercia a cambiar de opinión, vamos a tener la mala suerte de que, justo en el caso del cierre de las nucleares, no cambie de parecer. El presidente la sostiene y no la enmienda. Eleva su tono chulesco habitual y señala la «ignorancia» de los que ven disparatado el cierre de estas centrales. Qué sabrán ellos, ingenieros eléctricos de pacotilla, algunos altos directivos incluso formados en una universidad privada como el ICAI. Qué van a saber los que llevan tiempo avisando de que esto podía ocurrir. Muchos, por cierto, desde cuentas anónimas en X, con explicaciones estupendas. Ingenieros que usan perfiles sin su nombre y apellidos para no sufrir represalias laborales, demostrando un uso útil del anonimato en las redes. Quizás por eso, también Sánchez, hablando de la desinformación, quiere acabar con esa práctica. Es más democrático que te mienta él a la cara, criticando la energía nuclear como la francesa que nos salvó el día del apagón.
El martes, el 'think tank' de Tony Blair lanzó un documento que tituló 'La paradoja del clima: por qué necesitamos resetear la acción con el cambio climático'. El primer párrafo es de una contundencia inusitada: «La gente sabe que el debate sobre el cambio climático está impregnado de irracionalidad. Como resultado, aunque la mayoría de la gente crea que el cambio climático está causado por la actividad humana, se están oponiendo a las políticas de este asunto porque creen que las soluciones propuestas no se basan en buenas ideas». ¿Lo entiendes, Sánchez? Y si ya ven que las soluciones nos llevan a un apagón, ni te cuento. «Con demasiada frecuencia, los líderes políticos tienen miedo a decir lo que muchos saben que es verdad: el enfoque actual no funciona», continúa.
Ese miedo, en el caso de nuestro presidente, le ha empujado a redoblar su apuesta, a llamar mentirosos e ignorantes a los que critican con datos, con formación, con sentido, su relato. Mientras a muchos nos inquieta la cara de héroe contra el mal que imposta en sus ruedas de prensa, Ursula Von der Leyen le sigue poniendo caritas a Sánchez. La que nos avisó de que nos hiciéramos con un kit de supervivencia pensando en Putin y no en un crack eléctrico autoinfligido que esperemos no sea renovable.
Se le atribuye a Einstein la frase de que «es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio». Sánchez lo sabe. Su hinchada va a tope de prejuicios contra la derechona y los convierte en personas inmunes a la racionalidad técnica de las causas de un apagón explicadas por ingenieros eléctricos. Esos fachas. Esa inercia en su manera de polarizar, que etiqueta como de derechas a una fuente de energía que salva apagones.
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