entrevista
Germán Franco, empresario: «La sociedad actual es débil y ahora se falta al trabajo por un dolor de cabeza o porque se ha perdido el autobús»
El socio de Trifulca, compañía sevillana con 400 empleados, constata más compromiso laboral en los trabajadores extranjeros: «Vienen de una sociedad más dura y con otra mentalidad. Se adaptan bien y no quieren perder el trabajo»
«No encontramos camareros ni electricistas ni fontaneros en Sevilla»
«El turista que viene a Sevilla busca las espinacas con garbanzos, la carne con tomate y las papas aliñás»

Germán Franco estuvo trabajando en el restaurante familiar de la localidad sevillana de Los Palacios hasta que con 19 años empezó a buscarse la vida por su cuenta. En una Feria de Sevilla conoció a Óscar Vega, para el que estuvo trabajando antes de convertirse ... en su socio. Este empresario del sector de la hostelería puso en marcha un restaurante propio («La sacristía») en su pueblo natal pero tuvo que abandonarlo cuando ellos dos y Rafael Cebolla abrieron María Trifulca en la plaza del Altozano. Los tres llevan casi nueve años con este restaurante, que fue el primero de una lista a la que se fueron incorporando otros cuatro establecimientos y un club en la playa de Costa Ballena. El grupo Trifulca tiene a unos 400 empleados en nómina y cuenta con nuevos proyectos en el horizonte para los que no encuentran personal. De cada diez entrevistas de trabajo que el departamento de Recursos Humanos lo gra concertar, sólo acuden tres. «Y de los siete que no se presentan ninguno avisa siquiera», cuenta este empresario sevillano de 42 años.
-¿Qué explicación daría a esta falta de respuesta a sus ofertas de trabajo?
-Nosotros notamos una falta de compromiso. Dicen que« en tiempos fáciles, población débil» y «en tiempos difíciles, población fuerte». Estamos en la fase de tiempos fáciles y tenemos una sociedad débil y frágil. Siete de diez, como decía, no vienen.
-¿Y qué actitud suelen encontrar en esos tres que sí vienen a las entrevistas y en los que acaban contratando?
-Las bajas y las faltas de asistencia son cada vez mayores. El absentismo laboral en nuestras empresas ha subido un 10 por ciento. No me refiero a bajas médicas justificadas, que son normales y entendemos. Hablo de bajas que no están justificadas médicamente. Me refiero a personas que no viene a trabajar por un dolor de cabeza o porque nos dicen que han perdido el autobús o se han caído del patinete.
-Tienen cinco restaurantes en Sevilla. ¿Siempre les falla alguien por estos motivos?
-Todos los días tenemos una falta de asistencia de entre 2 y 3 empleados al día por motivos de este tipo. No son bajas médicas que puedes prever y sustituir, sino bajas inesperadas que surgen media hora antes. Me refiero a un empleado que tiene que entrar a las 13 horas y a las 12,30 horas te dice que no puede venir por alguno de esos motivos. Para mí eso es una falta de responsabilidad y de compromiso.
-¿En el restaurante de su padre en Los Palacios ocurría esto?
-No. Allí todas las bajas eran médicas y justificadas. Anteriormente el grado de responsabilidad de los empleados era mayor, en general. Si a un camarero le dolía la cabeza, se tomaba una pastilla e iba a trabajar. Hoy a alguien le duele un poco la cabeza y no viene a trabajar.
-¿Y cómo se hace frente a esto?
-Nosotros tiramos de empresas de trabajo temporal, pero a ellos mismos también le fallan los trabajadores. Esta misma semana pedimos dos empleados a una ETT y uno de ellos tampoco vino. Las ETT también están desbordadas por este problema. El perjuicio que nos causa una baja de este tipo es muy grande. Si en un restaurante tenemos una plantilla de diez personas, tengo que contar siempre con 1 ó 2 en el banquillo porque sé que los diez no van a venir. Porque siempre alguien falla. Esto nos afecta mucho en un trabajo de cara al público. Por darle un dato, hemos pasado de tener una sola persona en el departamento de recursos humanos y ahora tenemos tres. No es sólo porque nuestra empresa esté creciendo sino porque han crecido nuestros problemas de recursos humanos.
-¿Se plantean comprar camareros-robots como en algunos restaurantes de Japón y Corea del Sur?
-No. Ése no es nuestro concepto. Pero estoy seguro de que eso va a llegar a las grandes franquicias en las que el camarero es un mero administrador que no tiene que recomendar o aconsejar. Es que no es lo mismo despachar que atender. Atender es otra cosa y requiere un ser humano.
-¿Tienen contratadas a personas extranjeras en sus restaurantes?
-Cada vez más. Tenemos empleados de todas las nacionalidades, somos como la ONU. Y no hacemos ninguna distinción por razas o nacionalidades. Tengo a colombianos y venezlanos en plantilla y a jefes de cocina que son marroquíes.
-¿Y se comprometen más con su trabajo que los sevillanos o el resto de españoles?
-Depende de la necesidad pero en general son un poco más comprometidos con el trabajo. Vienen de una sociedad más dura en la que las cosas son más difíciles. Y vienen con otra mentalidad y otra responsabilidad, se adaptan bien y no quieren perder el trabajo. Muchos mandan dinero a su familia a sus países de origen. Aunque no voy a entrar en el debate de las paguitas y creo en el Estado de bienestar y en que hay que ayudar a la gente necesitada, está claro que hay personas que se aprovecha de ayudas que no le corresponden y eso puede tener cierta influencia. Poner las cosas tan fáciles no ayuda y hay gente que hace sus cuentas y no le merece la pena tabrajar. Yo no daría un subsidio a cambio de nada. Creo que sería más efectivo incentivar la contratación con reducciones de cotizaciones sociales. Y creando empleo se ahorraría en el pago de subsidios.
—¿Despiden a muchos empleados en sus empresas?
—Sólo hay dos motivos por los que el empresario despide a un empleado. Porque ha bajado la venta y no tiene dinero para mantener esa plantilla. El otro motivo es porque el empleado no es disciplinado o no está comprometido. O porque no vale. Y tanto un despido como otro son siempre improcedentes porque es difícil demostrar esa bajada de rendimiento o la situación económica que obliga a hacer ajustes laborales.
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