Fútbol
Bragarnik, el peculiar presidente representante que devuelve al Elche a Primera
Los ilicitanos celebran el regreso a la élite del fútbol bajo la gestión del argentino, el agente que más técnicos coloca en todo el continente americano
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Christian Bragarnik (Buenos Aires, 53 años) es un tipo peculiar, un multipropietario más que dueño, un personaje que se esconde de sí mismo para no mostrarse como uno más en el negocio del fútbol, con unas virtudes amparadas en su potencial económico y un ... castillo amurallado al que muy pocos acceden para saber cómo es en realidad. Es alguien con más sombras, por desconocimiento social, que certezas, aunque estas, cuando afloran, dejan anudados en dudas a quienes pelean por igualarlo. «Quizás no es tan poderoso en presencia en medios como otros, pero tiene un volumen de actividad que muchos desconocen», comenta un director deportivo de un club de Segunda división que prefiere no identificarse. Una categoría de la que el Elche, el equipo que preside el argentino, se despedía este domingo en Riazor, donde goleaba al Dépor (0-4).
En Argentina, citar su nombre equivale a una idea en el imaginario colectivo que se asoció hace unos años a Maradona, como el último representante que movió al astro por los banquillos. Especializado con su empresa, Score Fútbol, en el mercado de entrenadores, es el agente que más técnicos coloca en todo el continente americano, sin dejar atrás más de un centenar de jugadores. «Puede tener competencia en compañeros del gremio que mueven jugadores y entrenadores de más nivel, pero ninguno con su volumen», señala el mismo director deportivo. Desde sus oficinas en la zona más exclusiva de Buenos Aires, Puerto Madero, dirige el Elche con el mando a distancia. En tierras ilicitanas está su yerno, Pedro Schinocca, con rango de director general. Y a veces, pocas veces, se deja caer por la ciudad. «Nos gustaría que se involucrara socialmente en Elche, que se le viera en las calles, como a otros dueños anteriores», asegura Mario Payá, presidente de la Federación de Peñas del conjunto ilicitano.
La situación real de las cuentas, el lastre en la historia del conjunto franjiverde, le permite a Bragarnik, pese a ese carácter esquivo con el contexto social del club, no mantenerse dentro de las dudas que solían asolar a la institución mediterránea. «Éramos un club siempre con muchos problemas económicos, pero fue llegar él y esto mejoró», indica Payá, feliz por el regreso a Primera. «Las deudas siempre han estado con nosotros, pero ahora estamos al corriente de pago, hay dinero en caja, algo que no se ha visto en más de 100 años de historia. Fíjese que se ha adelantado diez años el calendario de pagos de esa deuda», asegura el máximo representante de los peñistas del Elche. Además, insiste en alabar esa gestión porque «veníamos de seis años económicamente muy malos. Hemos pasado de sufrir de forma permanente a pelear por ascender sin mirar el dinero».
Exfutbolista lejos de los focos
Bragarnik, empresario que conoce el fútbol desde su raíz –fue un mediocampista sin demasiado éxito que alcanzó la cuarta categoría en Argentina–, comenzó su historia montando highlights de jugadores a inicios de siglo. Desde entonces su ascenso ha sido meteórico. Conoce los códigos de vestuarios y se desenvuelve como pez en el agua siempre lejos de los focos. Es precisamente en Elche donde más intervenciones públicas ha tenido que ofrecer porque en sus dominios del Unión La Calera chileno, o en Defensa y Justicia y Godoy Cruz argentinos, además de clubes mexicanos donde ha tenido voz y mando, apenas se exponía ante los flashes. «No es un dueño al uso. Sabe muchísimo del juego, entiende el fútbol. Utiliza mucho la aplicación Mediacoach y analiza todo», comenta el director deportivo anteriormente citado.
En el Elche vuelve a celebrar un ascenso que ya vivió hace casi cinco temporadas, cuando, recién comprado el 90% de las acciones del club, logró subir a Primera con Pacheta como técnico. El 'déjà vu' se ha cimentado en errores de los que ha salido victorioso. Fundamentalmente el curso pasado, con la presencia de Beccacece, el técnico que originó disensiones complicadas de controlar en un entorno modelado para el ascenso. «Era un personaje pintoresco, una caja de bombas. Bragarnik lo ha reconocido porque fue difícil gestionar todas aquellas descontroladas emociones que existían. Al final se vio que se les fue de las mano», afirma Mario Payá que, por otro lado, alaba la decisión de la llegada de Éder Sarabia como sustituto del ex técnico argentino: «La gente quiere a Sarabia, es sociable, se deja ver y participa de la ciudad. Si además el equipo juega como lo hace, no tenemos mucho más que decir».
La llegada de Éder Sarabia
«Cuando firma a Sarabia, Bragarnik lo tenía todo mascado. La gente se sorprendió de los datos que manejaba sobre el míster. Cuando da la rueda de prensa, cuando habla del estilo que quiere, cuando comenta quién es y lo que quiere del nuevo entrenador…», explica el director deportivo. Para algunos ese control y esa identidad que reflejaban aquellas palabras se han manifestado en una simbiosis perfecta con el técnico vasco. «La sensación, desde fuera, es que se ha extremizado y radicalizado en busca de un estilo, pero no es malo, les ha ido bien. Están ahí, a punto de ascender, y esas ideas son las que los han llevado a ello».
Rodearse de gente capaz, de gente que conoce el fútbol nacional por encima de los números y de los beneficios, ha sido clave según Payá: «En una de las reuniones que tuvimos se lo comentamos, que debía escuchar a la gente y al aficionado de Elche, que tuviera al lado a los de aquí, a profesionales que conocen esto. Y lo ha hecho». En este aspecto es necesario señalar el único momento de tensión vivido en el club esta campaña; la salida de Chema Aragón, el director deportivo que apenas duró ocho semanas en las oficinas del club. Enfrentado a Bragarnik tras la decisión de firmar a Sarabia –Aragón postulaba al actual técnico del Zaragoza, Gabi, para el cargo– su renuncia voluntaria, aunque algunos veían una operación de maquillaje de un despido, le terminó dando la razón al argentino.
«Él tiene mucha culpa de este ascenso. No podemos mirar atrás porque la clave ha sido no hacerlo y la unidad de todos los estamentos del club. Sigo pensando que es un tipo hermético, desconfiado y muy reservado, pero luego, como buen argentino, nos da charlas en reuniones en las que solo habla él en un 90%», sostiene Payá que, junto a otros casi mil ilicitanos vivió el domingo en directo en La Coruña el regreso a Primera división por la puerta grande.
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