ÁNIMA NEGRA
Rubem Fonseca, la pureza que surge del mal
El autor brasileño publicó 'Pasado negro' (1985), la crónica de un crimen que sumerge al lector en una reflexión sobre el sexo y la muerte
Otros textos del autor
El escritor brasileño Rubem Fonseca (1926-2020)
Tratado sobre los venenos de los sapos, digresión sobre los pasos de danza, manual de construcción de violines e indagación sobre la creación literaria, ‘Pasado negro’ de Rubem Fonseca es todo eso y mucho más. Publicada en 1985, fue un enorme éxito en Brasil, ... el país de su autor. Policía, abogado y psicólogo, Fonseca sintió una vocación tardía de escritor y publicó su primer libro de cuentos a los 38 años. Luego vendrían una decena de novelas.
‘Pasado negro’ es una obra inclasificable, trufada de historias secundarias y personajes inverosímiles que disertan acerca de todo y del todo. Es una reflexión sobre el sexo y la muerte, pero, además de eso, es una novela negra. De las mejores que he leído. Y, quizás, la más original y disruptiva.
La trama se articula en torno a la biografía de Gustavo Flavio, que, tras ocultarse diez años en la casa de una amante adolescente, descubre el amor. Flavio es un escritor de éxito que tiene antecedentes turbulentos como investigador de una empresa de seguros.
La vida del protagonista de ‘Pasado negro’ cambia cuando se enamora de Delfina Delamare, casada con un millonario. Ambos mantienen una relación desenfrenada hasta que el marido se entera del ‘affaire’ y reacciona muy violentamente. Poco después, Delfina aparece muerta de un disparo en el interior de su coche en una calle de Río de Janeiro, escenario de la narración.
Se articula en torno a la biografía de Gustavo Flavio, que, tras ocultarse diez años en la casa de una amante adolescente, descubre el amor
Lo que parece un suicidio es un crimen que fuerza al inspector Guedes a una investigación en la que se topa con numerosos obstáculos. No le resulta difícil detener al presunto criminal, un delincuente de baja estofa que confiesa su culpa. Pero Guedes sabe que todo es un simulacro y que el autor del asesinato es alguien cercano a Delfina.
Según avanza el relato, la investigación de Guedes da un giro de 180 grados porque nada es como parece. El final, sorprendente pero coherente con la narración, es uno de los mejores que he leído, casi tan bueno como el de ‘El asesinato de Roger Ackroyd’ de Agatha Christie.
Quien no haya leído a Fonseca, disfrutará mucho de este autor, obsesionado por profundizar en la naturaleza violenta de los seres humanos y las pulsiones sexuales que llevan al crimen o a la autodestrucción. En cierta forma, Fonseca, fallecido en 2020 a los 94 años, personaje solitario y muy poco dado a las entrevistas, amigo de Thomas Pynchon, era un místico que detestaba la sociedad y creía en una especie de bondad del buen salvaje, ajena a los usos sociales.
La discreción y el silencio de Fonseca no operan en sus novelas, donde da rienda suelta a sus impulsos mediante personajes muy poco convencionales. «Fonseca me comentó que John Updike le había dicho que la fama es una máscara que los hombres se suelen poner y que resulta peligrosa porque devora el rostro original, le impone gestos y niega su propia identidad», dijo Tello Garrido, uno de sus mejores amigos.
Poco reconocido en España, el escritor brasileño fija su mirada en la mayoría de sus relatos en el mundo de la marginalidad, donde conviven asesinos, prostitutas y pobres, sin la menor esperanza de redención. Es en este círculo de miseria moral donde surge en ocasiones lo mejor del ser humano, una pureza recubierta de lodo y penalidades.
En ‘Pasado negro’ aparece un joven llamado Carlos, que monta a caballo y ama la naturaleza. Este personaje de fachada varonil es en realidad una mujer que comete un crimen pasional al asesinar al marido de Eurídice, su amante, por celos.
Fonseca era muy crítico con la hipocresía de la alta sociedad, que creía corrompida por el poder y el dinero. En ‘Agosto’, aparecida en 1990, profundiza en los trasfondos oscuros de la burguesía brasileña a través del asesinato del empresario Paulo Machado Gomes y del suicidio del presidente Getulio Vargas en 1954. Los críticos consideran este thriller político como su mejor novela y una perfecta radiografía del país.
El autor de ‘Pasado negro’ fue un gran creador que supo fusionar lo dramático y lo grotesco, lo popular y lo erudito, lo sentimental y lo racional en una obra que jamás se ajusta a las convenciones de un género. Salta en sus páginas de un comentario sobre las dificultades para escribir de Flaubert a la elaboración de un veneno a partir de la secreción de los sapos, pero siempre sin perder el hilo de la narración. Una verdadera obra maestra que deslumbrará a quienes no conozcan el talento de Fonseca.