BIENESTAR
Aislamiento sensorial, una pausa al presente
Flotar sin luz y en completo silencio durante una hora equivale a cuatro horas de sueño. Mejora el rendimiento físico, el estado de ánimo y la concentración
Una «vuelta al útero materno», un «viaje de LSD», un estado similar al sueño «pero sin estar dormido», «lo más parecido a morir». Quienes han probado el aislamiento sensorial describen su experiencia con evocaciones diversas, sin embargo, todos coinciden en que «es diferente a cualquier otra sensación ».
Los tanques de flotación son espacios diseñados para desvincular a la mente del cuerpo y dejar fluir a nuestro subconsciente mientras estamos despiertos sin ningún tipo de limitación. Se trata de enormes bañeras con una proporción de sal superior al 40% , con tal concentración salina resulta imposible sumergirse. Lo ideal es que la habitación esté a oscuras y sin ningún tipo de ruido . En un primer momento el ruido interno resulta atronador: la sucesión de pensamientos, la respiración, el latir del corazón y las tareas pendientes se suceden como en un siniestro efecto dominó. Pero en cuanto la calma llega, la desconexión es absoluta .
Según los expertos, una hora de aislamiento equivale a cuatro de sueño . La flotación aumenta el flujo sanguíneo, reduce el colesterol , libera endorfinas, suaviza la piel y estimula la sincronización entre ambos hemisferios, por lo tanto, también aumenta la concentración . También se recomienda a personas con problemas de insomnio, ansiedad y depresión.
El padre de esta técnica fue un médico americano llamado John C. Lilly , la desarrolló con fines militares, pensando en el bienestar de los marines. Durante la década de 1970 se puso muy de moda en Estados Unidos y Canadá , especialmente entre ejecutivos y deportistas : a los primeros les resultaba un método idóneo para la evasión y a los segundos les ayudaba a mejorar su rendimiento físico.
Esta moda quedó reflejada en la pequeña pantalla en numerosas ocasiones, la más reciente, cuando la extraordinaria Eleven, en Stranger Things , recurría al aislamiento sensorial para concentrarse y conocer el destino los personajes atrapados en la dimensión paralela. La moda de la flotación también llegó a Springfield, fueron Lisa y Hommer quienes vivieron fascinantes experiencias extrasensoriales. En este caso, los creadores de la «sitcom» dieron a su «viaje» elementos visuales psicodélicos.
A pesar de las ventajas de la flotación, esta tradición no se ha consolidado en el sur de Europa: «En España muy poca gente conoce sus posibilidades. Las sesiones de flotación son más habituales en los países del norte como Noruega o Finlandia . «Allí se respeta más al cuerpo, la mente y los momentos de descanso», cuenta Lola Martí, copropietaria de Hammam (Madrid) , un espacio para el bienestar que incluye la flotación.
«Apenas nos dedicamos tiempo a nosotros mismos, no concebimos el significado de dejar de pensar» cuenta Lennin L'encina , fundador de Oblivium , el primer centro dedicado al aislamiento sensorial en España.
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Oblivium, Valencia
Lennin L'encina conoció las terapias de flotación en Londres, consciente de sus beneficios decidió iniciar una arriesgada aventura empresarial en Valencia. Hace 12 años que abrió Oblivium , el primer centro con cabinas de aislamiento sensorial en España, su promotor no se arrepiente, el pasado noviembre el centro celebró su flotación número 15.000 .
«El cuerpo nos habla, debemos aprender a escucharlo», es el principal valor que L'encina destaca de sus tratamientos. Considera que para mejorar nuestra salud física y mental «deberíamos mimar a nuestro cuerpo y prestar más atención a nuestros pensamientos» al igual -recuerda- que se hace en otros lugares del mundo.
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Flotexperience, Madrid
Flotexperience es un oasis de paz con elementos orientales y un susurro de chill out que rompe totalmente con su entorno: «por deformación profesional me imaginé y cree entornos donde tanto el ambiente como la luz tuvieran tanta importancia como la terapia que se realizaría en ellos», explica David Murcia , fundador de flotexperience.
Murcia era escenógrafo y, tras un pequeño impás en su profesión decidió sumergirse en esta experiencia y abrió flotexperience hace cinco años . Fue el primer centro de flotación en la capital y lo situó en el barrio de Las Tablas , unn foco empresarial a las afueras de Madrid.
Saturados del estrés del día a día, los trabajadores de la zona entraron en contacto con las nuevas terapias propuestas por Murcia. El negocio funcionó. Actualmente el crecimiento de la demanda provocó la diversificación del negocio, ahora Flotexperience ofrece numerosas experiencias de bienestar, todas ellas con un denominador común: la sal .
Murcia presume de ofrecer a sus clientes una experiencia «Made in Spain» , ya que diseña sus propios tanques. Los cubículos son elegantes y minimalistas, se diferencian de los demás en que incluyen la posibilidad de aunar cromoterapia y flotación. Pulsando un pequeño interruptor el cliente tiene la posibilidad de elegir el color de iluminación del tanque en función de su estado de ánimo.
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Oasis Hammam, Madrid
Dolores Martí y Regina Antón confiesan que no conocían la flotación antes de abrir su centro de bienestar, Oasis Hammam. El descubrimiento las fascinó y decideron incluir el aislamiento sensorial como terapia en su nuevo centro de bienestar .
Recomienda sesiones de media hora «sobre todo por sus beneficios físicos, para mejorar el sistema muscular y óseo », cuenta Dolores. Recuerda las cualidades de los ingredientes alcalinos para el organismo: «la sal elimina las toxinas ácidas y nos limpia, son efectos muy fisiológicos».
Sostiene que la única forma de entender sus sensaciones es probarlo, pone como ejemplo el caso de una clienta que padece de párkinson: «se emociona al salir de las sesiones porque es la única ocasión en la que su mano no se mueve».
Confiesan haber conocido a muchos clientes que han salido de la sesión antes de tiempo, desconcertados «porque no sabían estar quietos, relajarse, prestarse atención».
En el centro se potencia la flotación, aunque su principal reclamo es el baño turco. Las empresarias también creen en otro tipo de tratamientos y terapias que intentan promocionar, como el reiki o el masaje tailandés, dos disciplinas que se hacen un hueco en los principales centros «wellness» en los últimos tiempos.
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Cylex, Madrid
Este centro de fisioterapia ha cumplido cinco años, entre sus numerosos tratamientos ofrecen cabinas de flotación para que sus pacientes disfruten de pequeñas dosis de « paz, armonía y sosiego ».
Sus tanques son el rincón más desconocido de toda la planta, sin embargo, entre sus clientes hay muchos habituales: «nadie salió de una sesión descontento, es una gran experiencia, eficaz tanto a nivel físico como mental», confiesa Rocío, trabajadora del centro.
Ayuda -según la empleada- a recuperarse del estrés del día a día, pero sobre todo, lo recomienda a pacientes con dolencias óseas, musculares o dermatitis y alteraciones en la piel : «ahora conocemos tantos remedios a nuestros males que olvidamos los beneficios de las sustancias elementales, la sal es un ingrediente fundamental para nuestro organismo».
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Flotarium, Barcelona
«Imagina que por un momento no existe gravedad en tu cuerpo y te sientes como en el espacio, flotando sin esfuerzo alguno, como en el mar muerto», este es el sugerente mensaje con el que Flotarium Barcelona se presenta ante sus clientes. Fue el primer y único centro de gravedad cero establecido en la ciudad condal, .
Las sesiones en la cabina son de 50 minutos y dan un margen de tiempo antes y después del ejercicio para que los clientes se duchen. A pesar de que el agua se cambia entre sesión y sesión, es recomendable ducharse antes y después de entrar en la cabina. La más placentera y necesaria es la segunda, ya que se hace necesario un tránsito dulce de vuelta a la realidad en el que, de paso, se retire la sal del cuerpo y del cabello.
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