Desmontando a Castillo: así ha cambiado el misterio de la Sentencia que ideó Lastrucci
El misterio de la hermandad de la Macarena que hoy vemos nada tiene que ver con aquel que deslumbró a quienes lo vieron aparecer por la puerta de San Gil en la Semana Santa de 1929. A lo largo del tiempo las ocurrencias han ido transformando hasta en cinco ocasiones la disposición de las figuras que en 1955 perdieron la impronta de conjunto que le imprimió su autor

Desde 1654 , fecha en la que Felipe Morales realiza el primer misterio para la Macarena hasta que llega el de Castillo Lastrucci , el grupo escultórico de la Sentencia había experimentado hasta cinco modificaciones sobre las figuras de Felipe Morales y Cristóbal Pérez que fueron arregladas y restauradas en infinidad de ocasiones, la mayoría de ellas documentadas. La última de ellas, la que generó el paso denominado “La Barbería” fue realizada por el imaginero Emilio Pizarro asesorado por el pintor Virgilio Mattoni . La descripción de la escena, según el documento firmado por Pizarro y el mayordomo de la Esperanza Alfredo Amores Domingo, la describía así: “Pilato, un paje a la izquierda, cuatro figuras más de las cuales una va de pie y los tres restantes sentados, los que representan parte de aquel tribunal que instruyó y sentenció la causa contra Jesús, y últimamente dos soldados romanos”. Como tanto en la Semana Santa la anacronía y la falta de rigor histórico era total ya que hubiera resultado inimaginable que los sanedritas se sentaran en un tribunal presidido por el pretor.

Aquel paso de misterio fue quedándose atrás en una hermandad que se había transformado en todo hasta ser la referencia en la que bebían el resto de corporaciones. En 1923 y tras su triunfo con el paso de la Bofetá , Antonio Castillo Lastrucci le presenta a la hermandad una maqueta. Van a verla tres hermanos y el perejil de todas las salsas de la época, el canónigo José Sebastián y Bandarán. Según la investigación de Santiago Álvarez Ortega, la comisión no sale contenta. Pero cuando se va acercando 1929, el año de las Exposición Iberoamericana , la Macarena asume que debe sumarse a las corrientes de aquellos tiempos y cambiar el grupo para impresionar precisamente en ese año que las cofradías consideraban como su mejor escaparate.

El boceto presentado por Castillo plantea al Señor frente a Pilato y de espaldas al pueblo como parecía lógico en el momento de comunicar una sentencia. Ante él un funcionario al servicio de Pilato lee el documento. Tras el Cristo se sitúa un esclavo de color con el torso desnudo que le mantiene amarrado y un sanedrita que se mesa la barba. En la delantera del paso está la imagen más teatral, un romano que con la lanza en diagonal en actitud de empujar al pueblo. Este sería el primero de los grupos que se enfrenta al segundo: en la trasera del paso está Pilato sentado. A su izquierda su mujer Claudia Prócula y a su derecha un esclavo negro, también de rodillas, que le ofrece la palangana. Vemos por tanto el esquema que Castillo suele repetir en muchas de sus composiciones, el de los dos grupos enfrentados.

Cuando se estrena en 1929, Castillo altera el arranque de la composición. No coloca al romano de la lanza sino a otro muy frontal con el pie como apoyado en un escalón y a su lado el sanedrita de la mano en la barba. Nadie discutía la posición del Señor, de espaldas al pueblo. Era la más coherente pero también la que de paso permitía mostrar de manera más clara el bordado de su túnica algo que probablemente defendería el diseñador Juan Manuel Rodríguez Ojeda que así presentaba sus creaciones con una mejor visión.
Las figuras del misterio vestían telas encoladas, según el mejor estilo del imaginero. Según el estudio de Santiago Álvarez, ya en 1936, siete años después de su estreno, Castillo Lastrucci realiza el romano de la lanza y lo coloca, como constaba en el boceto, en la delantera del paso. Al otro lado aparece el funcionario leyendo la sentencia que se desplaza hacia adelante. Ya no le lee el texto al Señor sino que lo lee ante el pueblo. El romano primitivo, el del escalón pasa junto al trono de Pilatos. En estos años hay fotos en las que el Señor aparece en San Gil de cara al pueblo para después cambiar su posición en la Madrugada.
La gran reforma llega cuando en 1955 se contratan unas nuevas andas con Pérez Calvo. Aprovechando el nuevo paso, la hermandad le encarga a Antonio Eslava que quitara a las figuras las telas encoladas para sobrevestirlas con vestidos textiles. Esta decisión provoca un monumental enfado de Castillo que incluso se da de baja de la hermandad. La reforma de Eslava deforma la concepción original del grupo. Llevados por una corriente de colocar la imagen del Señor en la delantera, al Sentenciado se pone mirando al pueblo. Eslava encarna el esclavo que aparecía con el pecho desnudo y lo convierte en el romano que va junto al Cristo. El soldado de la lanza cambia esta arma por una espada y pasa a la parte central del paso. Al sanedrita de la barba lo ponen junto a Pilato y desaparece de la escena el pobre soldado del escalón que va a ser el que salga peor parado de todo este carrusel de cambios.

Según este estudio aparecido en el boletín de la Macarena, entre 1959 y 1963 se producen los cambios que definitivamente le quitarían al grupo toda la fuerza inicial. El soldado del escalón regresa para colocarse junto a Pilato y el sanedrita de la barba llega a la parte central del paso formando con el romano de la espada una segunda fila sin diálogo alguno que parece colocada como para rellenar espacios . El remate de todos los cambios se produce en 1978; el hierático romano del escalón, el primitivo, se vende a Jerez de los Caballeros y se sustituye por un soldado con mucho movimiento que desentona con el aplomo del resto. Esta nueva figura se le encarga a Luís Álvarez Duarte.
La última intervención en el misterio tuvo lugar en 2007, año en que Fernando Aguado restauró a las figuras y elevó ligeramente la imagen del Señor de la Sentencia para que ganara visibilidad. Como se ve, desde se creó hasta ahora no solo ha sido la mano de Castillo o de Barbero quienes han modelado uno de los grupos escultóricos más representativos de la Semana Santa. Los caprichos y las ocurrencias de los cofrades también han tenido vela en este entierro . No siempre los artistas hacen de escultores.

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