Paula Comitre, bailar de raíz para el presente

La obra, que rinde homenaje nada menos que a Antonia Mercé 'La Argentina' surge de una investigación que llevó a la bailaora nada menos que a presentarse a las becas de la Escuela de Bellas Artes de París, ganando una de ellas, y residiendo en la capita francesa durante seis meses para sumergirse en los muchos archivos que tienen documentación sobre 'La Argentina', dado que esta mítica artista residió casi toda su vida en Francia, donde falleció en Bayona el 18 de julio de 1936. Tenía 46 años.

Comitre, fascinada por el personaje que protagonizó e impulsó uno de los grandes cambios y renovaciones de la Danza española, se sumergió en la correspondencia de 'La Argentina', tras ser ésta publicado este 'Epistolario (1915-1936)', por el Centro de Documentación de las Artes Escénicas y la Música. El reto estaba ahí, rescatar la memoria de quien ya se había convertido por derecho propio en un ídolo.

Paula Comitre es graduada en Baile Flamenco por el Conservatorio Superior Antonio Ruiz Soler de Sevilla, y ya apuntaba maneras tras su paso en 2013 por el Ballet Flamenco de Andalucía bajo la dirección de Rafaela Carrasco. En 2020 presenta su primera obra en solitario, 'Cámara abierta', galardonada con el Premio Revelación de la Bienal de Sevilla de ese mismo año. Así las cosas, aún faltaba por llegar, y llegó con este 'Aprés vous madame' su reafirmación con bailaora y creadora.

El reto era complicado, nada menos que hablar de una mujer, una bailaora que en 1915 se presentaba en la Opera Comique de París con obras de Albéniz, Oscar Esplá, Falla, Granados, Ernesto Halffter y Joaquín Turina, con escenografía de Bartolozzi y Néstor. 'La Argentina' no aspiraba a menos.

Acompañada del pianista francés, Orlando Bass, éste interpreta una banda sonora compuesta por él mismo e inspirada en músicas de Falla, Nin o Halfter, y lo hace ante un piano modificado, al que saca sonidos de los más diversos, sobre todo en el inicio de la obra que tiene una primera media hora de tan sólo sonidos percutivos, o cuando Comitre baila el fragmento de 'Danza Ibérica' de Joaquín Nin, o el de la 'Serenata andaluza' de Manuel de Falla, y se despliega en danza con enormes escorzos con la melodía de la 'Danza gitana' de Ernesto Halffter.

Pero la originalidad de la obra reside también en el concepto escénico, no en vano su estancia en París la llevó a conocer a la artista María Alcaide, fundadora de 'Grotta Artist Residency' e investigadora en un proyecto sobre arte contemporáneo y ruralidades en el Centre Pompidou de París.

Alcaide ha diseñado para Comitre una bata de cola realizada en lo que parece una tela de paracaidas en color rojo, que se infla y desinfla a placer de la bailaora. Si es un aparatoso vestuario, lleno de 'trampas' para poder manejarlo con soltura, hacerlo al aire libre, cuando el viento se levantaba, ha sido realmente meritorio, pues en ningún momento la bailaora ha perdido ni el compás, ni el hilo de la obra, sino que ha controlado perfectamente los metros y metros de tela tanto en reposo, cuando se los relía a su cadera, como inflados como si fuera un globo a punto de emerger.

Comitre en esta obra despliega todo su carácter de bailaora, mete los pies a placer, haciendo eco de la percusión de la banda sonora; el cambré llega a rozar su espalda cuando parece descansar sobre la original bata de cola; se sitúa la bata en la cabeza simulando algunas fotos que aparecen de Argentina en París; mueve los brazos, los hombros, todo su cuerpo baila, no deja ni una sóla parte estática.

En esta carta de amor llena de reverencia por el ídolo, Paula Comitre nos acerca finalmente al personaje cantando una farruca, con su voz melodiosa, llena de ternura que acaricia el viento y baila topándose con el piano hasta que casi descansa sobre él hasta que se pierde en los metros y metros de tela roja que caen sobre el escenario en dos singulares finales.

Con el asesoramiento dramatúrgico y escénico de Fran Pérez Román y Julio León Rocha y la vision externa del bailaor David Coria, Paula Comitre ha creado una obra que pone en el pedestal que merce a la Argentina, como la gran renovadora de la Danza Española, pero también, y desde su aprendizaje con la maestra Matilde Coral de la que tiene y se nota, la Escuela Sevillana del Flamenco, pone de manifiesto que se puede seguir bailando sin perder la raíz pero asomándose a nuevos mundos.

¿Quien dijo miedo?, se preguntaría Paula Comitre. Si avanzar es innovar, y crear es mirar a lo que la historia nos ha dejado, la bailaora ha cumplido ambos postulados creando esta obra que sin duda es ahora mismo lo más destacado de su repertorio.