Se llama 'Legado' pero se podría llamar 'Élite'
La serie es tan mala como divertida, con todos sus secretos, traiciones y villanos
Massiel y la perrita Marilín

Le pasa a 'Legado' lo que a 'Respira'. Es una serie tan mala como divertida. Porque, sí, estoy deseando que se estrene la segunda temporada de lo del hospital valenciano con Aitana Sánchez-Gijón, aquel alegato chachipiruli por la sanidad pública. Las ... dos ficciones son creaciones de Carlos Montero (aquí con Pablo Alén y Breixo Corral, también en el guión). 'Legado', que dirigen Eduardo Chapero-Jackson y Carlota Pereda (cuatro capítulos cada uno), tiene como protagonista a un magnate de los medios de comunicación (José Coronado) que se muere de un cáncer de páncreas. Pero todavía no. Vaya, como en 'Succession'. Coronado, que se llama Federico, tiene tres hijos tontos. En el caso de Yolanda, a la que interpreta Belén Cuesta, es como si su personaje en 'Paquita Salas' hubiera sido colocado en una familia de posibles y chanchullos a lo grande. Pero es tonta de remate. Tampoco es que su marido, Gustavo Salmerón, lo sea menos. Y el resto, pues también. Uno (Diego Martín), en el periódico 'El Báltico', la cabeza del imperio audiovisual de la familia y la otra (Natalia Huarte), en la política. En un Gobierno de coalición con una especie de Pedro Sánchez al frente. Luego hay otra pequeña de un segundo matrimonio (María Morera), a la que tampoco querría yo de hija. De otra forma que 'Adolescencia', pero esta también es una serie anticonceptiva.
'Legado', aparte del de la serie, es el título de un programa como el añorado 'Epílogo' de Begoña Aranguren. Uno que se emite cuando el entrevistado esté muerto. Y Federico, que va, sí que tiene cosas que revelar. A partir de esa conversación televisiva se desencadena toda la historia de traiciones, secretos, conspiraciones y villanos de todo pelo (Susi Sánchez, la ex de Coronado, es una de las peores, un pelín villareja). Federico habla hasta de la Transición. Todo mal. Todo enjuagues y tejemanejes. También en su empresa. Y en su familia. Viendo 'Legado', no es que la situación política y económica española que vemos todos los días en los periódicos nos parezca peor. Y no consuela pensar que las élites reales sean como en 'Legado'. Aunque en la serie se den más palizas. Quiero decir que no consuela sentir, como cuando ves a los especímenes de 'Gran Hermano', superioridad intelectual y moral. Porque quienes mandan y quienes manejan el dinero son ese hatajo de idiotas y malnacidos. También se podría haber titulado 'Élite'.
Aunque se presente como un drama, esto es una comedia como 'Vota Juan' y todos los juanes posteriores. No sé si involuntaria. Pero los diálogos, de chungos, son tronchantes, el encamamiento una obsesión y tener a Salva Reina de tiburón financiero (es la cabeza de un fondo de inversión en el periódico) no ayuda a creernos el drama. El verdadero drama es en manos de quiénes estamos, aunque esto sea ficción.
De un hombre muy rico e importante otro hombre rico e importante dijo: «Es muy tonto, menos para lo suyo».
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