COMENTARIOS REALES
Ni liberales ni descamisados
La idea de ser propietario ilusiona a muchos votantes potenciales de los partidos que están en contra de la propiedad privada
¿Cuántas personas seguirán creyendo con candidez que Donald Trump es un «neoliberal» desatado? Vaya por delante que soy de los que piensan que tampoco existe el «neoliberalismo»; pero lo que no puede existir jamás es un liberal que esté a favor de los aranceles, ... porque los aranceles suponen un ataque al comercio libre y a la economía de mercado. Por lo tanto, la guerra de aranceles no es la expresión de ningún «capitalismo salvaje» sino consecuencia —más bien— de un «proteccionismo salvaje», superstición más colectivista y socialistoide que liberal. Sin embargo, debo reconocer que la izquierda ha conseguido entronizar la persuasión de que la política económica de los Estados Unidos —en particular— y del mundo desarrollado, en general, es «neoliberal».
Por otro lado, la retórica del resentimiento abusa de otro lugar común que merecería un análisis más extenso: los «descamisados». Alguien debería hacer un estudio serio y científico sobre nuestros «descamisados», porque si fuera verdad que 9,7 millones de españoles (28% de la población) vive en la pobreza, la crispación social sería insoportable. Por desgracia, carecemos de cifras reales y precisas sobre trabajadores fijos discontinuos, subsidios de desempleo, ayudas varias y —sobre todo— la magnitud de la economía sumergida, información que las administraciones de todos los colores ocultan porque no quieren perder sus graneros de votos.
O mucho me equivoco, o la idea de ser propietario ilusiona a muchos votantes potenciales de los partidos que están en contra de la propiedad privada. O mucho me equivoco, o la generación que formaba parte del proletariado urbano y rural de España durante la Transición, ha conseguido que sus hijos formen parte de la clase media más amplia y numerosa de la historia de España. O mucho me equivoco, o una mayoría de españoles tiene como ideal una vida burguesa, donde la prosperidad, el ocio y la propiedad privada se encuentren protegidas y garantizadas. Por lo tanto, en caso de no estar equivocado, me sorprende la ausencia de pedagogía política y económica, acerca de los temas que de verdad podrían influir en la elección de las propuestas electorales que mejor ayudarían a los ciudadanos a realizar sus ideales de prosperidad.
El Premio Nobel de Economía Douglass North, sentenció algo muy obvio en el prólogo de 'El nacimiento del mundo occidental' (1978): «La mayoría prefiere tener más bienes a tener menos». Si estamos de acuerdo en esto, la discusión política debería consistir en cómo crear marcos institucionales que garanticen alcanzar ese ideal a la mayoría. Liberales y socialistas no tendríamos que discrepar en es este punto, porque me consta que a numerosos socialistas no les disgusta incrementar sus propiedades. El problema surge cuando se propone expropiar bienes a unos para «redistribuirlos» entre otros. Y esa ya no es una reivindicación de la socialdemocracia moderna, sino del nihilismo bolivariano contemporáneo. La verdadera amenaza de nuestros días.
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