sIN PUNTO Y PELOTA
Atoro mental con China
Podría haber escrito sobre Sánchez en China. Pero lo que hacen los chinos por debajo del radar occidental es más importante
Cortinas de humo correderas
'Adolescence' es ficción
Si con la crisis del 2008 nos familiarizamos con la prima de riesgo, ahora nos toca amenizar conversaciones de sobremesa con los aranceles. Las consecuencias pueden ser muy gravosas para los déficits públicos en variadas maneras. Aunque, por ahora, Trump no ha hablado de medicinas ... y material sanitario en relación a Europa. Ahí, he aprendido, el saldo es bastante equilibrado. Si fuéramos a la guerra arancelaria en ese apartado, es plausible que, pongamos, los 'stents' coronarios, conocidos popularmente como los muelles y colocados a cientos de miles a ambos lados del Atlántico, subieran de precio y eso repercutiría en los presupuestos de sanidad. Jugadón. Los optimistas podrían aducir que eso nos obligaría a ponernos mejores pilas en Europa, también en los marcapasos, muy 'made in USA', esos aparatos que dan chispitas a corazones viejos. En el apartado demográfico de ancianos, vamos bien servidos por aquí. Nuestros presupuestos, con un enorme bocado de pensiones, no pueden sufrir un zarpazo mayor de la sanidad. Que vendrá porque la demografía es destino.
En China, son muy conscientes. Por eso, lejos de obsesionarse por alargar la vida como los millonarios 'tecno bros' de Silicon Valley, quieren curar el alzhéimer. No hay para tanto cuidado. Después de muchos millones en investigación, la cruda realidad es que no hay medicina que lo cure. Como son un poco menos estrictos que los occidentales en cuanto a ensayar y a errar, desde hace un año andan interesados en una técnica de microcirugía que desatasca el sistema glinfático para que las placas de amiloides fluyan. La teoría es que esas placas se forman por un atoro de este sistema, que limpia el cerebro durante el sueño. A brocha gorda. La investigación que dio pie a pensar fuera de la caja habitual se realizó con ratones en Nueva York en 2012, la teoría se fue perfeccionando y el profesor Qingping Xie, cirujano plástico, se lanzó a operar en Shanghai. Según sus datos, el 80 por ciento de los primeros cincuenta casos han experimentado mejoras significativas. El nombre de la operación es cirugía de anastomosis linfático-venosa. Desatoro cerebral, vaya. De tener éxito, estaríamos ante el avance más importante en una enfermedad que destroza millones de familias cada año. Para el que tenga familia que le cuide. Un descubrimiento que abriría lo ojos a los occidentales que piensan que en China sólo fabrican productos de bazar, ropa y móviles y no conocen, por ejemplo, la trayectoria del cirujano gallego Diego González Rivas, con base en Shanghai y maestro en una técnica de microcirugía que ha reducido el tiempo de una intervención pulmonar de dos horas a 20 minutos.
Podría haber escrito sobre Sánchez en China. Pero lo que hacen los chinos por debajo del radar occidental es más importante. Como el dilema existencial que tenemos sobre nuestra colaboración con ellos. Lo diga Zapatero o su porquero. En mi caso, ahí se me atora el cerebro. Ni idea. A veces, pasa. No tener opinión. Sí la tengo sobre la inmensa alegría que sería que el alzhéimer se curara con microcirugía.
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