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Esto es lo que te puede pasar si destruyes un nido de golondrina (y de otras aves)

Muchos vecinos se quejan de la presencia de ponedores en sus fincas por ser una fuente de problemas

Cuidar a las golondrinas: el arma secreta de los vecinos de Mijas contra los mosquitos

Un nido, en la pared de un domicilio Corina Arranz

A. C.

Barcelona

Grandes aves, como las águilas, halcones o buitres, son especialmente admiradas por su imponencia pero causan, a la vez, mucho respeto e incluso un cierto temor por sus dotes como depredadores. Y es que es sabido que estos animales son cazadores y pueden llegar a ser peligrosos y por eso muchos los adoran, pero desde la distancia.

No ocurre lo mismo con otro tipo de pájaros como las golondrinas, que presentan un aspecto más dócil y por ello causan incluso una sensación de ternura. Ejemplo de ello es ver un nido con polluelos alzando la cabeza mientras buscan a sus progenitores. Ante una escena de estas pocos se resisten a sacar una sonrisa.

En efecto, muchos se acercan a ellos por curiosidad pero no todos lo hacen por el mismo motivo. Y es que otros quieren desmontar sus habitáculos porque les molesta la presencia de estos pájaros por sus ruidos o sus excrementos. Sin embargo, lo que pocos saben es que los nidos pueden ser una fuente de problemas con la administración. Esto es lo que puede ocurrirte si tocas uno.

Castigado por ley

A efectos prácticos, derribar uno de sus nidos, que habitualmente construyen adosados a los edificios con barro, es una práctica ilegal que puede acarrear con elevadas sanciones económicas. Se considera que dañar un ponedero supone, en el menor de los casos, una grave agresión al patrimonio natural que puede verse agravada si en su interior hay huevos o pollos.

La sanción por derribar nidos de golondrina puede acarrear una sanción de entre 5.001 y 200.000 euros de acuerdo con la ley española de Patrimonio Natural y Biodiversidad. La Directiva de Aves europea también lo contempla. La normativa española dice, en concreto, que «queda prohibido dar muerte, dañar, molestar o inquietar intencionadamente a los animales silvestres, sea cual fuere el método empleado o la fase de su ciclo biológico».

«Esta prohibición incluye su retención y captura en vivo, la destrucción, daño, recolección y retención de sus nidos, de sus crías o de sus huevos, estos últimos aun estando vacíos, así como la posesión, transporte, tráfico y comercio de ejemplares vivos o muertos o de sus restos, incluyendo el comercio exterior«, añade el texto normativo.

Para tratar de concienciar al respecto, la entidad ecologista SEO/BirdLife arrancó hace unos meses precisamente la campaña de concienciación SOS Nidos. La agrupación insta a denunciar cualquier acto de destrucción de nidos y recuerda que no dañar sus espacios es la mejor opción para proteger a las aves, que comen insectos y nos ayudarán a luchar contra plagas de mosquitos o moscas.

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