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Las alfombras artesanales que recuperan el antiguo nudo bereber tras medio siglo de olvido

artesanía

Las de la marca Atelier Talasin son piezas ecológicas, sostenibles y absolutamente únicas, hechas por mujeres en el Atlas marroquí con lana que ellas mismas tejen y tiñen con henna

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Las alfombras artesanales de Atelier Talasin recuperan una tradición perdida
Laura Pintos

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Un libro de la biblioteca privada de Yves Saint Laurent en Marrakech, donde el modisto francés pasaba largas temporadas y perviven ahora su museo y sus magníficos jardines, dio la pista. Aparecía en él un complicado nudo que antaño utilizaban los bereberes para tejer sus alfombras y tapices. Cuando la diseñadora Kavita Parmar lo descubrió, supo que estaba ante una misión: recuperar esa técnica ancestral desconocida y, con ella, dar valor al trabajo único y artesanal que realizan los pueblos del norte de África.

El escaparate para esta gran historia son las alfombras de lana de la marca Atelier Talasin, creada por el hispanoirlandés Shane Ordovas y bajo la dirección de la experta india, quien está radicada en Madrid y posee una larga trayectoria en artesanía y moda sostenible.

Estos tapices encierran el espíritu profundo, recio e indomable de las montañas del Atlas, empezando por su paleta de colores, tonos de la tierra, la arena y el desierto que se consiguen de manera natural con henna, sin usar ningún tipo de tinte químico.

También su fabricación es manual y auténtica. Es obra de las mujeres de los amazigh ('hombres libres' en el idioma autóctono), pueblo conocido en Occidente como bereber y cuyos trabajos manuales en acero, cerámica y lana se han visto desplazados en las últimas décadas por la fabricación industrial, más rápida y barata.

Las tejedoras, que son en total 70, conforman una cooperativa. Cuando Atelier Talasin comenzó su andadura, la idea original fue evolucionando y, más allá de una marca de decoración exclusiva -la artesanía no es competitiva ni masiva, se rige por otros parámetros-, se transformó en un proyecto de sostenibilidad que busca recuperar tradiciones olvidadas, por un lado, y crear una comunidad autosuficiente, por el otro. Ambas cuestiones van de la mano.

«Talasin significa 'cuentos tejidos' en lengua amazigh. Creemos que es un buen resumen de nuestro compromiso. Hemos creado una marca de lujo local, ética y sostenible. Producimos alfombras de manera artesanal sin descuidar el respeto por el medio ambiente ni las buenas prácticas laborales», explica Parmar.

Y añade: «Queremos que este proyecto sea un faro de esperanza para generaciones futuras. Los niños y niñas del pueblo amazigh sabrán que existen oportunidades para explorar su talento artístico y ganarse una vida digna con ello«.

Y es que también la lana es de las ovejas del lugar. «El 90% de las alfombras que salen de Marruecos hoy en día llevan hilo de lana importada, sin ninguna trazabilidad. Es un problema similar al que tenemos en España, donde tiramos nuestra lana merina y preferimos importar lanas externas que resultan más baratas. Atelier Talasin compra toda su lana directamente de los pastores de la zona, apunta la diseñadora.

Imagen principal - La colección de alfombras de Atelier Talasin. Una mujer tejedora amazigh y la diseñadora Kavita Parmar.
Imagen secundaria 1 - La colección de alfombras de Atelier Talasin. Una mujer tejedora amazigh y la diseñadora Kavita Parmar.
Imagen secundaria 2 - La colección de alfombras de Atelier Talasin. Una mujer tejedora amazigh y la diseñadora Kavita Parmar.
La colección de alfombras de Atelier Talasin. Una mujer tejedora amazigh y la diseñadora Kavita Parmar. A.T.

Las alfombras

Esos animales, en peligro de extinción por los hábitos de consumo actuales, se crían en trashumancia entre las llanuras bajas del Sáhara en invierno y las mesetas altas de Siroua - o Monte Sirwa- en verano. Su lana, que esquilan los pastores en primavera, es de fibra larga y resistente. Las mujeres amazigh la lavan en los arroyos, la dejan secar y luego la cardan e hilan a mano.

El hilo suave y brillante que obtienen recibe sus colores del henna mezclado con otras plantas locales. Atelier Talasin ha conseguido aislar hasta 50 tonos terrosos, crudos, amarillos y naranjas en el taller que han abierto para este fin.

Imagen principal - El tinte se hace con henna. La esquila y el cardado, también son manuales.
Imagen secundaria 1 - El tinte se hace con henna. La esquila y el cardado, también son manuales.
Imagen secundaria 2 - El tinte se hace con henna. La esquila y el cardado, también son manuales.
El tinte se hace con henna. La esquila y el cardado, también son manuales. Atelier Talasin

Un nudo escaso

Los nudos que se usan en las alfombras son el llamado turco y el colonial o español. El bereber se dejó de usar principalmente por su complicación, pues su lazada es más laboriosa, similar a un ocho y por tanto más lenta, pero también más robusta.

Se abandonó hace medio siglo, calcula Parmar. Recuperarlo no fue tarea fácil. En Marruecos, país de alfombras, no se usa y casi ningún artesano lo sabe hacer ya. Salvo las tejedoras amazigh más antiguas. «Hemos trabajado con mujeres mayores que, hasta ahora, solo tejían en sus casas, para que formaran a las tejedoras de la cooperativa. No es tan solo una cuestión de técnica; también era importante que entendieran el valor histórico y cultural de este nudo», advierte.

Imagen principal - El nudo bereber se había dejado de usar en la fabricación de alfombras por su complejidad.
Imagen secundaria 1 - El nudo bereber se había dejado de usar en la fabricación de alfombras por su complejidad.
Imagen secundaria 2 - El nudo bereber se había dejado de usar en la fabricación de alfombras por su complejidad.
El nudo bereber se había dejado de usar en la fabricación de alfombras por su complejidad. Atelier Talasin

Según explican desde Atelier Talasin, en un nudo bereber la lana cruza dos y hasta tres veces por detrás de la urdimbre, de forma que ambos hilos del nudo se oponen diametralmente y quedan separados por un eje oblicuo. Existen hasta cuatro versiones distintas de este nudo, con diferentes niveles de complejidad. La forma característica del nudo bereber difumina el patrón, aportando valor de diseño a la pieza".

«Estas características lo distinguen de otros tipos de nudos, como el turco o el español. El nudo turco se utiliza en la mayoría de alfombras de África y Oriente Medio. Es más sencillo, una lazada simétrica donde ambos hilos se juntan sobre un eje vertical. En el caso de las alfombras turcas, la trama y la urdimbre suelen estar formadas por algodón y yute. Por su parte, el español se fabrica únicamente con lino y lana fina. En las alfombras de nudo español se usa tan solo un hilo para hacer el nudo, por lo que el anverso y el reverso lucen exactamente iguales«, agregan.

La firma con sede en Marruecos también está desarrollando otras piezas de decoración, como pufs, mantas o cabeceros de cama, usando el nudo bereber.

Estas alfombras se pueden adquirir en la web de la firma. Su precio es de 650 euros por metro cuadrado para las del tipo tapiz y 1.200 euros para las peludas o e nudo, monto que incluye el envío a toda Europa. En Madrid hay, hasta el 23 de febrero, una exposición de este producto con fines tanto decorativo como sociocultural.

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Sobre el autor Laura Pintos

Periodista por curiosidad extrema, aficionada a contar historias, adicta a escribir para intentar entender el mundo. Presentadora y moderadora. En ABC, soy jefa de Estilo, sección de viajes, gastronomía, moda, belleza, decoración, lujo y bienestar. Podcast Abecedario del Bienestar.

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