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La Asociación Española de Pediatría investigará los efectos de la dana en la salud de los niños de la zona cero

Durante la presentación del 71º Congreso de la AEP también han anunciado el nuevo protocolo de control de la enfermedad celíaca pediátrica

Un innovador proyecto valenciano sobre el cáncer de mama triple negativo, premiado por su potencial

Imagen de la presentación del 71º Congreso de la AEP abc
Alba Pérez Espada

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La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha puesto en marcha un estudio para medir el impacto real de la fatídica dana acontecida del pasado 29 de octubre, en los niños y adolescentes de Catarroja y Sedaví. El análisis, que abordará consecuencias físicas, emocionales, nutricionales y ambientales a corto, medio y largo plazo, busca no solo cuantificar los efectos de la barrancada, sino también diseñar estrategias preventivas para futuras emergencias climáticas.

Así, lo han anunciado este jueves el presidente de la entidad, Luis Carlos Blesa, durante la presentación del 71º Congreso de la AEP, que reúne en el Palacio de Congresos de Valencia a más de 2.000 especialistas.

En este sentido, Blesa ha detallado que el proyecto RESIA busca, además de «cuantificar los efectos del desastre natural sobre la salud y el bienestar de los menores», identificar «los factores de protección y resiliencia que pueden ayudar a mitigar sus consecuencias«. Por ello, el estudio pretende convertirse en »una herramienta para generar evidencia científica útil en la prevención y atención en emergencias climáticas«.

Además, ha apuntado que el «polvo que se creó», así como «todo ese lodo», puede causar «el aumento de los problemas respiratorios, los casos de asma, y también emocionales, de salud mental, que a veces pueden tardar meses en demostrarse«. Por ello, ha hecho hincapié en la necesidad del proyecto para poder analizar »cómo las catástrofes naturales afectan a los más vulnerables, niños, niñas y adolescentes«, ante »los efectos visibles« del cambio climático.

El estudio evaluará la evolución del estado físico, mental y nutricional de la infancia afectada por las inundaciones en Catarroja y Sedaví en cuatro momentos clave: a los 6, 12, 24 meses y 5 años del suceso. Para ello, contará con la participación de las comunidades escolares a través de las asociaciones de padres y madres de alumnos (AMPAs) y se aplicarán cuestionarios validados tanto a los menores como a sus progenitores.

El proyecto contará inicialmente con una muestra mínima inicial de 500 participantes de diez centros educativos, aunque el objetivo es tener 1.000 o 2.000 participantes. Además, como grupo control, se ha seleccionado a menores de la misma franja de edad, de cero a diecisiete años, de zonas no afectadas por la riada, como es el caso de la localidad de Xàtiva.

Áreas de evaluación

Respecto a las áreas de evaluación del estudio, estas incluyen la salud física y mental, la calidad de vida relacionada con la salud, la alimentación, el desarrollo psicomotor y las condiciones ambientales del entorno familiar. Además, se utilizarán cuestionarios y escalas de salud mental para ansiedad y estrés postraumático.

Asimismo, el estudio contará con un enfoque «integral» y multidisciplinar, que contempla «los efectos visibles como los menos evidentes, como el impacto emocional o los cambios en hábitos familiares que pueden derivarse de una situación traumática prolongada». «Queremos no solo investigar, sino también acompañar. No basta con reconstruir infraestructuras: hay que reconstruir también el bienestar emocional y físico de los más pequeños», ha recalcado.

Protocolo de control celíaco

Durante la atención a medios, también se ha presentado el nuevo protocolo de control de la enfermedad celíaca pediátrica, que tiene como objetivo facilitar la transición a la vida adulta y evitar así que hasta un 35% de los adolescentes diagnosticados abandone las revisiones con «los riesgos que ello conlleva».

Así, lo ha explicado la doctora Enriqueta Román Riechmann, jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda, quien ha detallado que este modelo de atención sido elaborado por 29 expertos de nueve sociedades científicas pediátricas, gastroenterológicas y de medicina de familia con la colaboración activa de tres asociaciones de pacientes.

Tal y como ha subrayado Riechmann, pese a contar con un tratamiento «eficaz» como es la dieta sin gluten, hasta un 35% de los adolescentes diagnosticados abandona las revisiones. «El verdadero reto no es el diagnóstico, sino el seguimiento porque una dieta sin gluten no es suficiente si no hay adherencia estricta, educación y seguimiento estructurado. No podemos permitirnos perder al paciente justo en la etapa en la que más lo necesita», ha advertido.

Según ha destacado la doctora, el protocolo marca «una ruta clara«: la primera revisión debe hacerse entre los tres y seis meses tras el inicio de la dieta sin gluten, seguida de controles cada seis a doce meses durante la infancia. Una vez estabilizado el paciente, el seguimiento puede espaciarse a una revisión cada uno o dos años. En este modelo, la atención primaria juega »un papel central« siempre que se cumplan los criterios clínicos, nutricionales y serológicos definidos.

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