Cuando el mejor terapeuta no tiene título
Mando, un perro golden retriever, ha sido la pieza clave en la vida de Josep Enric, un joven con autismo, ofreciendo amor incondicional y el apoyo que la familia Salvat-Castro necesitaba
La exposición '15 años de autismo. Somos infinitos' pone rostro a las personas con esta enfermedad
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A veces, el mejor terapeuta no tiene título ni bata blanca. Tiene cuatro patas, un pelaje suave y una mirada comprensiva. Mando llegó en el momento justo para la familia Salvat-Castro, brindando consuelo, comunicación y, sobre todo, amor incondicional a Josep Enric, un adolescente ... con autismo. Hoy, Mando no es solo un perro, es el lazo invisible que mantiene unida a esta familia.
Josep Salvat y Elsa Castro son los padres de Josep Enric y Gerard, de 15 y 12 años respectivamente. Su familia se completó en 2020 con la llegada de Mando, un golden retriever que, con el tiempo, se ha convertido en mucho más que una mascota: es un nexo entre ellos y una fuente constante de apoyo emocional.

La idea de incorporar un perro a la familia fue de Elsa, quien buscaba un compañero para Josep Enric, su hijo mayor, diagnosticado con autismo. «Es un ser vivo que no juzga, que no se plantea si tienes autismo o no. Simplemente te quiere y te da soporte emocional», explica. Gracias a la ayuda de un amigo, lograron adoptar a Mando, adelantándose a otras personas interesadas en la camada.
Al principio, la adaptación no fue sencilla. Mando llegó con miedos y tuvo que pasar por un proceso de integración dentro del hogar. «Fue caótico al inicio», admite la familia, pero con el tiempo logró establecer una conexión especial con cada uno de sus integrantes, especialmente con Gerard, el hijo menor. Hoy, Mando es un miembro indispensable en la dinámica familiar.
Al llegar a la casa de la familia Salvat-Castro en San Feliu de Llobregat, se percibe de inmediato la calidez que reina en su hogar. Mando, con su energía desbordante y su pelaje dorado, corretea de un lado a otro, jugando con Gerard mientras todos observan con sonrisas y risas. Mientras tanto, Josep Enric, aunque más tranquilo, se siente acompañado y seguro, sabiendo que su amigo de cuatro patas está cerca, siempre dispuesto a brindar apoyo sin pedir nada a cambio.
Uno de los aspectos más valiosos de Mando es su capacidad para empatizar y calmar las emociones intensas. «Cuando Josep Enric tiene momentos de fuertes emociones, Mando está allí. Es muy protector y se preocupa por todos nosotros», relata su madre. Además, ha cambiado la forma en que la familia interactúa. «Salir a pasear con él nos hace hablar más, compartir momentos juntos y comunicarnos de una manera más fluida», explica Josep Salvat.
Pero los beneficios de Mando no se quedan en el ámbito privado. «Es un perro muy social, se para a conocer a todo el mundo. Eso ha permitido que Josep Enric tenga más interacciones con personas fuera de casa», agrega su padre.
La visión experta: el vínculo entre jóvenes y los animales
Jaume Fatjó, director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud en la Universitat Autònoma de Barcelona, explica que la relación entre los niños y sus animales de compañía tiene bases psicológicas y neurocientíficas sólidas. «Cuando se forma un vínculo con un perro o un gato, se activan procesos neurosociológicos que generan la liberación de sustancias como oxitocina, serotonina y endorfinas, que reducen el estrés y mejoran el bienestar emocional», señala.
En el caso de los jóvenes con autismo, los animales actúan como confidentes, les proporcionan seguridad y estabilidad emocional. «Los perros no juzgan, no exigen explicaciones y están ahí de manera incondicional. Para un niño con autismo, esto puede representar una gran diferencia en su día a día», enfatiza Fatjó.
Según el experto, el impacto de un animal en la vida de un niño no depende de su raza o de su apariencia, sino del vínculo que se establece. «Un perro con un buen temperamento y que tenga una vida equilibrada es el mejor compañero posible para cualquier familia», aclara.
Una lección de vida
Para la familia Salvat, Mando ha traído una enseñanza fundamental: vivir el presente. «Un perro no entiende de pasado o futuro, solo disfruta el momento. Y eso es algo que muchas veces olvidamos en el día a día», reflexiona Josep.
En el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, historias como esta nos recuerdan que el apoyo emocional puede venir de muchas formas. Para algunas familias, como la de Josep Enric, ese apoyo tiene cuatro patas, una cola que se mueve sin cesar y un corazón lleno de amor incondicional.
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