«Satisfacción» en Castilla y León con el «hito» para controlar el lobo al sur del Duero
La Junta apela que el Gobierno emule la «sensibilidad» de la UE al rebajar la protección del cánido
Europa rebaja la protección del lobo: podrá ser cazado cuando afecte a la ganadería

Con «satisfacción», el consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Suárez-Quiñones, valoró ayer el «paso» dado por la Unión Europea (UE) al aprobar el Parlamento comunitario la propuesta remitida por la Comisión para modificar la Directiva Hábitat y que « ... todas» las poblaciones del lobo pasen de la categoría de «estrictamente protegido» a «protegido», en línea con lo ya acordado recientemente en el Convenio de Berna. «Un hito», resaltó, que cambie también el sur del Duero, el río que hasta que en 2021 el Gobierno incluyó a todas las manadas españolas en el Lespre (Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial) marcaba desde 1992 la división 'natural' entre las zonas en las que se podía y no llevar a cabo una gestión y control cinegético del cánido. Desde hacía más de treinta años la Junta «nunca» había podido gestionar al canis lupus al sur del cauce, donde el último censo sitúa 35 de las 193 manadas, con un incremento del 30 por ciento respecto a diez años atrás.
Y es que, como recordó el consejero, las poblaciones de lobo al sur del Duero «quedarán automáticamente excluidas» del anexo de la Directiva que fija su «protección estricta» para pasar a otro «que permite una mayor flexibilidad y adopción de medidas de gestión de la especie». Todo «gracias» a las enmiendas planteadas por el Grupo Parlamentario Popular a la Ley de Desperdicio Alimentario -y ya aprobadas en el Congreso de los Diputados en abril- por las que una vez que el Consejo de la UE aprueba de manera formal lo avalado ayer por el Parlamento cambiarán el grado de protección. «Una situación nueva y satisfactoria», subrayó Suárez-Quiñones, quien destacó que lo «especialmente importante» es el cambio en el estatus del depredador el sur del Duero.
Y también, resaltó el titular de Medio Ambiente, que con lo aprobado ayer en el Parlamento Europeo «los estados miembros tendrán ahora una mayor flexibilidad en la gestión de sus poblaciones de lobos para mejorar la coexistencia con los seres humanos y minimizar el impacto del crecimiento» del cánido. En el caso de España, apuntó, «conlleva que la Junta de Castilla y León recupera la capacidad de gestión que el Gobierno cercenó en el año 2021». Eso sí, como puntualizó, no será inmediato, más allá de tener que esperar a la aprobación «formal» por el Consejo -que ya lo refrendó el 16 de abril- y que para su entrada en vigor deben pasar veinte días tras su publicación en el Diario Oficial.
La pelota quedará en el tejado del Ejecutivo central, pues «el siguiente paso necesario para permitir con normalidad la gestión de la especie será la revisión de la evaluación del estado de conservación para el presente sexenio», señalaron desde Medio ambiente. Ahora figura como «desfavorable», pero en la Junta confían «en que esta vez sí el Gobierno escuche» a las comunidades loberas y «a los datos aportados del seguimiento» y pase a ser catalogado como «favorable».
Ya lo fue, recordaron, en el periodo 2007-2022 «con menos lobos y una menor área de distribución que la situación actual». Así, consideraron, «no parece posible otra decisión que la rectificación de esta situación en el nuevo informe sexenal», que tiene que estar listo antes del 31 de julio. En este sentido, también el portavoz, Carlos Fernández Carriedo, confió en que España «no sea un país extraño» en el seno de la UE y se una a la posición «mayoritaria» para la gestión del lobo, «por encima de intereses ideológicos».
El «apoyo» del Parlamento Europeo «colma la lucha y todas las acciones» llevadas a cabo por la Junta y otros territorios para pedir a la Unión «sensibilidad con la ganadería y los ganaderos, con el medio rural y su población» que el Gobierno de Pedro Sánchez «no ha tenido», señaló Suárez-Quiñones sobre este «paso más». La Junta, apuntaron, «no busca que el lobo sea especie cinegética convencional, sino que se puedan establecer controles sobre la misma» para «reducir» daños y «recuperar el equilibrio entre conservación y ganadería».
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