Lección de historia de la Orquesta Nacional

De manera que, en estos años, el Focus Festival ha dado voz a la música española de los cincuenta, momento clave para una generación que, en paralelo a otras iniciativas artísticas y sociales, determinó el futuro de la creación musical contemporánea generando un repertorio que rápidamente se ha vuelto marginal debido a la actual miseria programadora de las orquestas españolas. El Focus también se ocupó de la música española en el período de entreguerras, entre 1918-1939; de las relaciones musicales entre España y Francia inevitables ante la lógica histórica, y se acercó a una visión moderna de la música mundana al ejemplificar el encuentro con la ciencia a través del número. En todos los casos recuperando repertorio a veces ignoto y dando voz a autores y compositoras apartados. En definitiva, haciendo sonar muchas músicas de las que tantas veces se habla aun desconociendo su imagen sonora.

El Focus Festival es un proyecto que demuestra que, a la larga, son muchas las razones para sentir orgullo de iniciativas y tiempos no siempre bien considerados, y cuya ambición intelectual y creativa fue determinante para la configuración futura. Todo ello se ha ido explicando año tras año, gracias a la labor de comisarios como Elena Torres, Stefano Russomanno y Tomás Marco, cuyas reflexiones, acompañadas por el análisis de otros autores enfocados sobre materias muy diversas, quedan fijadas en el libro que se edita cada año y cuya descarga digital es posible a través de la página web de la Orquesta y Coro Nacionales de España.

'Sinfonismo y sociedades musicales' es el título de la última entrega, comisariada por Mario Muñoz Carrasco, y en la que se contextualiza el proceso asociativo que desde mediados del XIX facilitó la promoción del repertorio sinfónico español, hasta entonces inexistente. En el libro constan artículos sobre literatura, la radio, el pensamiento y la arquitectura firmados por María Castillo Martín, Ángeles Afuera, Joaquín Turina Gómez, Borja López Arranz, Jesús Moreno Sanz e Ismael Amarouch. Pero merece la pena centrarse en el análisis que propone Muñoz Carrasco, cargado de perspicacia al relacionar transversalmente la conciencia asociativa de compositores y aficionados con el desarrollo de músicas que en territorio español tuvieron una implantación tardía.

Cincuenta años tardan en escucharse las sinfonías de Beethoven por primera vez en España y aún el ciclo completo se dilatará a lo largo de dieciséis al tiempo que aquí se suceden los primeros ensayos sinfónicos. Destacan los tanteos de Barbieri, pionero con su 'Sinfonía en fa mayor', y de Arrieta; y a la primera gran serie sinfónica española firmada por el mallorquín Miguel Marqués. Luego surgirán autores nacidos a finales del XIX configurando «la primera generación de nativos sinfónicos»: Julio Gómez, María Rodrigo, Conrado del Campo, Óscar Esplá… quienes maduran como músicos en el primer cuarto del siglo XX mezclando corrientes y lenguajes expresivos, y, esto es importante, buscando en contenidos artísticos ajenos a la música referentes que identifiquen de manera inequívoca su vocación nacional.

A lo largo de cuatro conciertos, el quinto Focus Festival ha acompañado su obra con otras escritas por Hilarión Eslava y Vicente Goicochea, poniendo de manifiesto la tensión del debate estético mantenido en la Iglesia cuando a esta todavía le importaba la música; de Antonio José, el compositor burgalés que tanto hizo por educar y dignificar la sociedad y el ambiente musical de Burgos antes de que la Falange lo fusilase; o la segoviana María de Pablos, un formidable talento musical sometido a la injusticia de la enfermedad. La desgracia se acumula en muchos sentidos porque también es un argumento transversal de la música española que merecería la pena estudiarse de forma sistemática. Alcanza incluso a Conrado del Campo que junto a De Pablos dio forma al programa del concierto realizado en la Fundación Juan March, el 28 de mayo, a cargo del Cuarteto Seikilos y que se dedicó al musicólogo Antonio Gallego, durante muchos años colaborador de ABC. La actividad estaba vinculada al importante proyecto de recuperación de la colección de cuartetos del autor madrileño que, poco a poco, va dejando nuevas ediciones, grabaciones discográficas, análisis y estudios que obligarán a reinterpretar conceptos que el tiempo fue inevitablemente oscureciendo.

Otros intérpretes del Focus Festival han sido el Coro Nacional de España dirigido por Esteban Urzelai y la Orquesta Nacional de España en dos conciertos dirigidos por el amurriano Diego Marín-Etxebarría y el valenciano Pablo Rus Broseta. Este último responsable de una muy interesante sesión de clausura en la que se incluyó el poema sinfónico 'Die Sünde', del bilbaíno Andrés Isasi, la rapsodia 'Italia', firmada por Alfredo Casella, autor con notables vinculaciones españolas y también activo en la divulgación de la música italiana al amparo de proyectos asociativos; y la 'Sinfonía Aitana', de Óscar Esplá, a la que Mario Muñoz Carrasco sitúa al final del trayecto que ha propuesto para esta edición. Irene de Juan Bernabéu presentó estas obras desde el escenario del Auditorio Nacional incidiendo en cuestiones fundamentales que arraigan en el imaginario sonoro de autores sobre cuyos «cimientos se construyó el castillo de la vanguardia».

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Se configuró así el salto de equilibrista que supone pasar del poema de Isasi, compuesto en Centroeuropa a principios de la segunda década del XX, cargado de solidez wagneriano-straussiana, a la altisonancia festiva de Casella, concluyendo con la añorante sinfonía de Esplá, estrenada en 1964 como homenaje «a la música tonal in memoriam», es decir bajo la conciencia creativa de un tiempo pasado. En aquel entonces fue estrenada por la ONE con dirección de Rafael Frühbeck de Burgos, intérpretes de una grabación discográfica que aún hoy es referencia inexcusable de la obra. De manera, que esta recuperación promovida por el Focus atañe a la propia historia de la orquesta que vuelve sobre una partitura que, más allá de su aparente discordancia temporal, posee un formidable valor estructural y expresivo, además de decir mucho sobre el Esplá más crepuscular. Bajo la dirección de Rus Broseta sonó de manera particularmente interesante, siendo, según dijo el propio Esplá, «reflectores de la realidad». Muchos otros comentarios, cargados de interés, dejó el adusto alicantino. Algunos de ellos como crítico musical convencido de que en cualquier interpretación es «preferible decir buenos días como todo el mundo, sin salir de lo natural y sin perjuicio de decirlo con una hermosa voz y con la mayor prestancia posible». Vale como definición del último Focus Festival.