CRÍTICA DE:
'Territorios y fronteras', en la Sala Alcalá 31: Sonia Navarro y el arte entre costuras
MADRID
La Sala Alcalá 31 acoge la primera exposición institucional de una creadora que pone en valor lo textil para recuperar memorias y tradiciones en femenino
Lea una entrevista con esta artista

Como decía el castizo Don Hilarión: «los tiempos cambian que es una barbaridad». Lejos quedan ya –afortunadamente– aquellos de la dictadura, auspiciados por la llamada Sección Femenina, en los que la enseñanza de Corte y Confección, más allá de su finalidad práctica, ... sirvió para potenciar los roles genéricos tradicionales, limitando el papel de la mujer en sociedad a una función secundaria como mero 'ángel del hogar', y reforzando un modelo de feminidad totalmente subordinada al hombre.
Aunque más cerca queden los tiempos en los que Sonia Navarro (Puerto Lumbreras, Murcia, 1975) aprendería de niña costura y sastrería a partir de la relación con las mujeres de su familia: madre, tías y sus dos abuelas, lo cierto es que estoy seguro de que no podría ni imaginar que una actividad tan mal vista durante años acabaría por convertirse en su principal rasgo identitario como artista, recuperando y reinterpretando esos elementos textiles y procesos de costura y bordado con los que ha indagado en temas de identidad femenina, memoria e incluso sostenibilidad.
La Sala Alcalá 31 acoge ahora 'Fronteras y territorios', primera individual que esta artista lleva a cabo en una institución madrileña. Se trata de una amplia selección de obras, cerca de medio centenar, realizadas durante más de 30 años, en las que ha venido empleando diversas técnicas y lenguajes expresivos incluyendo escultura, pintura, 'collage', fotos e instalaciones, y que giran de una manera casi omnipresente en torno al mundo de los textiles y la costura.
La propuesta no ha sido concebida cronológicamente, sino más bien urdiendo una serie de tramas formales y conceptuales que revelan sus procesos de creación y que despliegan las diversas técnicas, formatos y estrategias que ha utilizado con los años.
No hay duda de que el alfabeto creativo con el que Navarro escribe su lenguaje artístico tiene en las letras T, M y C sus valores fundamentales. En primer lugar, obviamente la 'T' de textiles, que actúa como hilo –nunca mejor dicho– conductor de sus prácticas de producción plástica y que confiere a sus trabajos un aroma táctil y visual de gran riqueza.
Es claro que en las últimas décadas el arte contemporáneo ha experimentado una revalorización de las técnicas y materiales textiles, tradicionalmente asociados a lo doméstico y meramente artesanal, impulsado en gran medida por mujeres artistas que, desde una perspectiva feminista, han reivindicado estas prácticas como herramientas de empoderamiento, denuncia, memoria, resistencia y crítica social, cuestionando igualmente el papel secundario, en tanto que artes menores o manualidades sin valor artístico, al que las labores textiles como el bordado, el tejido o la costura habían sido relegadas.



Muchas mujeres artistas han adoptado esos lenguajes para construir un nuevo relato en el que además de sus intrínsecas potencias estéticas puedan narrar historias silenciadas, visibilizar actitudes de violencia y maltrato o resignificar determinadas genealogías propias del feminismo. Artistas fuera de nuestras fronteras, como Ghada Amer, Bisa Butler o Katharina Cibulka, y dentro de ellas, como Aurèlia Muñoz,Teresa Lanceta y también Sonia Navarro.
Esa importancia de los textiles nos conduce directamente a la 'M' de materiales. En sus obras emplea una notable variedad, entre otros, algodón, lana, fieltro, PVC, papel, alfileres, terciopelo, caucho, jarapas, madera, hierro y esparto.
Esto le ha llevado también a colaborar con artesanas de su región, y con mujeres que fabrican alfombras y piezas de esparto, incorporando técnicas tradicionales en la producción de sus piezas y reivindicando el valor de los oficios femeninos y de la artesanía en la construcción de la identidad y la memoria colectiva, pero igualmente en la representación de su propia memoria individual como mujer y como artista.
Según Lorena Martínez de Corral, una de las comisarias, «el carácter dinámico y vibrante de la materialidad –una constante en su práctica– constituye la piedra angular de este proyecto. Un enfoque que, además de ofrecer una amplia perspectiva de su obra, invita a la artista a explorar dimensiones hasta ahora inéditas en su trayectoria, construyendo territorios y deshaciendo fronteras».
'C', la tercera letra, hace referencia a la costura. Una vez elegidas la esencia y la fisicidad de los elementos con los que va a generar sus obras, Navarro emplea las mecánicas de la costura: telas, patrones, hilo, como último eslabón de un proceso creativo que les dará forma definitiva.
Las obras que podemos contemplar en la cita participan íntegramente de todas estas premisas, aunque presentan asimismo gran variedad de registros.

Sonia Navarro
'Territorios y fronteras'. Sala Alcalá 31. Madrid. C/ Alcalá, 31. Comisarias: María de Corral y Lorena Martínez de Corral. Hasta el 6 de julio. Cuatro estrellas.
Así, hay piezas tridimensionales, como la muy notable 'Palmete', que nos recibe al inicio de la visita; cuadros-'collage' muy singulares que podríamos calificar de 'pinturas sin pintura', signados por un orden geométrico en sintonía con los patrones; obras de pared, a medio camino entre la pintura y la escultura; dibujos trazados con hilo; objetos; e incluso algunas fotos intervenidas, lo menos conseguido y más prescindible. Cierra el círculo de esta excelente muestra un magnífico catálogo –la portada es sensorialmente atractiva– que documenta los trabajos.
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