DONDE HABITA EL OLVIDO / canto del pico
El palacio maldito
Este edificio abandonado en una loma de Torrelodones (Madrid) fue el capricho de un conde que albergó sus tesoros artísticos

Dice la leyenda que el lugar fue escenario de ritos satánicos, pero sólo es eso: una fábula que ilustra la maldición de un palacio que provocó la desgracia a quienes habitaron dentro de sus paredes. Dicen que en su interior hay una escalera que conduce ... al infierno, pero la historia cuenta que fue el capricho de un conde que se arruinó, que allí murió Antonio Maura, que Indalecio Prieto dirigió la guerra desde sus salones y que la familia Franco lo heredó y lo vendió. Es el Canto del Pico, construido en una loma de Torrelodones (Madrid), saqueado y abandonado desde hace décadas.
Todo comienza en 1920 cuando José María de Palacio y Abárzuza, conde de las Almenas, decide edificar una mansión que le sirva de museo en esta montaña de granito, cuyo promontorio, a más de 1.000 metros de altura, ofrece excelentes vistas de Madrid y la sierra de Guadarrama. Fue el lugar elegido para albergar los tesoros artísticos de aquel conde, un personaje literario nacido en Londres, con reputación de filántropo y hábil maestro del expolio.
José María de Palacio diseñó y dirigió personalmente las obras del Canto del Pico, un palacio de estilo ecléctico, cuyas ventanas se hallan hoy tapiadas con ladrillo. Allí instaló un claustro del siglo XIV del monasterio de Santa María de Valldigna (Valencia), un bien que tuvo que ser devuelto en 2007, columnas góticas y techos procedentes del castillo de Curiel de Duero, unas puertas de las Salesas Reales de Madrid y artesonados y elementos decorativos de otros puntos de la Península, algunos de ellos adquiridos con artes poco honorables. La fama del conde de las Almenas le llevó a ser equiparado con William Randolph Hearst, el millonario estadounidense que inspiró el personaje de Kane.
Durante la Guerra Civil fue sede del mando militar republicano. Luego fue propiedad de la familia Franco más de 40 años
La historia de este palacio se confunde con la de España a lo largo del siglo XX. En él falleció Antonio Maura, primer ministro en cinco ocasiones, el 13 de diciembre de 1925 mientras se hallaba como invitado del conde. Una placa conmemorativa recoge el evento.
En 1928, dada su precaria situación financiera, el aristócrata tuvo que vender parte del patrimonio artístico del palacio en una subasta en Nueva York. Dos años después, la Academia de la Historia lo declaró monumento histórico nacional.
Durante la Guerra Civil, el edificio fue utilizado como sede del mando militar republicano. Allí se instaló el cuartel general de Indalecio Prieto, ministro de Defensa, que, junto con el general Miaja, dirigió la resistencia contra el avance del bando nacional.
El Conde de las Almenas falleció poco después de acabar la Guerra Civil, en la que murió su hijo. Dejó el palacio y la finca en su herencia a Francisco Franco, cuyos descendientes mantuvieron la propiedad durante más de 40 años. Tras la muerte del jefe del Estado en 1975, su nieta Mar Martínez-Bordiú fijo su residencia en el Canto del Pico.
En 1988, fue comprado por la inmobiliaria inglesa Stoyam Holdings cuando se encontraba en un estado semirruinoso. Había sido saqueado, los libros se hallaban tirados sobre el suelo, las habitaciones tenían desperfectos y manchas de humedad. En 1998, un incendio, que dañó la techumbre, estuvo muy cerca de destruirlo.
Fue en los años 90 cuando se forjó la leyenda de que el palacio servía de centro de reunión de grupos satánicos que invocaban al Diablo. Nadie los vio jamás, pero la silueta del edificio recortado sobre la noche impulsa a la imaginación a creer en espíritus y hados malignos. Tal vez por eso nadie se ha animado a reconstruir la mansión y sacar algún rédito de esta fantasmagórica ruina.
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